Hace muchos,
muchos años que no te veo y sin embargo tu recuerdo me conmueve; tu presencia
aún a través de las comunicaciones, me altera profundamente. Saber que te
interesa mi actividad me hace sentir como la primera vez que te vi cuando con
veinte años fui a buscarte transida de devoción, como una alumna subyugada por
el maestro. Sin embargo esa ya no soy yo. Por eso me llama la atención que me
ocurra de nuevo una y otra vez cuando muy de vez en cuando nos comunicamos.
Tengo la impresión de que algo quedó
pendiente desde el principio y nunca lo hemos querido averiguar; sin embargo
sigue ahí y supongo que seguirá hasta que llegue el día del último viaje. A
veces me digo que querría volver a verte, que el tiempo vital se acaba pero
entonces surge una voz que me susurra: “y qué más da aquí o allá”.
Lo cierto es que no me atrevo a decirte esto
personalmente, algo me detiene, me lo impide. No es el miedo, eso ya pasó, pero
lo que sea me paraliza y sigue el tiempo pasando, la rueda girando…Las
ensoñaciones del pensamiento vuelan libres y nos lleva toda una vida poder discernir
cuando la maraña de las emociones se entremezclan.
Muchas gracias por existir y seguir acordándote de mi.
Seguiremos comunicándonos.
Un abrazo virtual.