Siempre me ha llamado mucho la atención esta canción que conoci hace años a través de los discos de Joaquín Díaz.
Cuando con el grupo El Silbo Vulnerado montamos el espectáculo "Del comienzo de la arcilla del mundo" sobre poesía hispano-hebrea en el Palacio del cardenal Salazar en Córdoba, la incluimos en la tercera parte en la que recreábamos la Cordoba medieval, centro de convivencia y relación de las tres culturas: musulmana, judía y cristiana.
Esta grabación se hizo en el estreno del recital en Sabiñánigo (Huesca), en un lugar precioso, el Molino Periel.
El próximo 27 de julio vamos a interpretarla de nuevo, dentro de "Yo me enamoré de un aire", en otro lugar histórico y con una fachada maravillosa, el Ayuntamiento de Tarazona (Zaragoza); justo al lado de la calle Judería en cuyo número 5 nací. Preciosos lugares y maravillosas gentes, mezcla también de esas tres culturas y de muchas otras en sus calles, sus edificios, sus costumbres y en su forma de entender la vida. Y precisamente en unas jornadas que se vienen realizando hace unos años con el nombre de El Retorno de Sefarad a Tarazona.
Yo, a quien la vida ha llevado a vivir muy lejos, me hago eco de ese título y esas raices y me siento henchida de emociones.
Allí nos encontraremos y la corearemos juntos.
Cuando con el grupo El Silbo Vulnerado montamos el espectáculo "Del comienzo de la arcilla del mundo" sobre poesía hispano-hebrea en el Palacio del cardenal Salazar en Córdoba, la incluimos en la tercera parte en la que recreábamos la Cordoba medieval, centro de convivencia y relación de las tres culturas: musulmana, judía y cristiana.
Esta grabación se hizo en el estreno del recital en Sabiñánigo (Huesca), en un lugar precioso, el Molino Periel.
El próximo 27 de julio vamos a interpretarla de nuevo, dentro de "Yo me enamoré de un aire", en otro lugar histórico y con una fachada maravillosa, el Ayuntamiento de Tarazona (Zaragoza); justo al lado de la calle Judería en cuyo número 5 nací. Preciosos lugares y maravillosas gentes, mezcla también de esas tres culturas y de muchas otras en sus calles, sus edificios, sus costumbres y en su forma de entender la vida. Y precisamente en unas jornadas que se vienen realizando hace unos años con el nombre de El Retorno de Sefarad a Tarazona.
Yo, a quien la vida ha llevado a vivir muy lejos, me hago eco de ese título y esas raices y me siento henchida de emociones.
Allí nos encontraremos y la corearemos juntos.
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