miércoles, 11 de enero de 2012

CUENTO DE NAVIDAD

El día uno de enero de 2012 una amiga muy querida, Pilar Gutierrez Chamorro,  profesora de filosofía, me regaló este Cuento que escribió para leerselo a sus alumnos como despedida de año. Muchas gracias.

CUENTO DE NAVIDAD

Desde que sale el sol hasta el ocaso cantando va sus canciones. Recorre caminos que otros abrieron y aún otros embaldosaron para que el tránsito fuera breve y sin agitaciones. Va entonando melodías que otros compusieron para que fueran lanzadas al viento por todos cuantos quisieran hacerlo.

Algunos dicen que es como el Eco, que dice sin pensar pero que se hace oír más aún que los que crearon las palabras que repite. También los hay que se burlan de su oficio, aunque oficio no es lo que le falta. No son pocos los que le dicen "poeta", aunque también le dicen "sofista" o "titiritero". Es ... un caminante de senderos intangibles.

Las palabras construyen caminos y lo mismo consiguen las músicas o las danzas. Son caminos en el aire que únicamente pueden transitar los que se lo proponen, basta con desearlo. Ciertamente hay otros caminos más cómodos y accesibles pero sólo serpentean sobre la superficie de lo material y, si bien tienen un marcado punto de partida y de llegada, todo el mérito de su recorrido está en los pies. Nada desdeñable, por cierto, Pero, nuestro titiritero no transita por ellos.

A nadie deja indiferente. Unos le siguen, otros no. Unos le aplauden, otros le miran con burla y hacen chanzas a su paso. Pero él tiene un sueño: poder un día ensartar palabras que sean suyas y construir músicas compuestas por él mismo, y ofrecérselas después al mundo. Y que corran después en boca de otros a través del tiempo que es el juez más severo que existe. El público le admiraría, repetirían su nombre unido a su obra, sería como perpetuarse en la memoria colectiva. ya no sería el eco de otros, sino que sus palabras tendrían, por sí mismas, eco. Es su sueño, es solo un sueño, es el sueño de su vida, es el sueño de ser feliz. "La vida es sueño", dijo Calderón y "los sueños sueños son".

Hoy lo intentará de nuevo, como lo hizo ayer, y quién sabe si hoy será el día en que logre que su nombre resalte de entre todos los nombres. Se ha subido a una tarima para comenzar. El público de hoy no parece muy interesado en escuchar. Va sacando sus instrumentos con elegante parsimonia porque la prudencia y la templanza son buenas consejeras en los previos de un estreno. El público tiene siempre la última palabra, el público es quien decide si tu trabajo es merecedor de su atención. Es preciso acatar el veredicto del público con humildad y sin dañar la perseverancia. El público te muestra siempre el camino, te saca de errores y aunque muestren indiferencia, de ella también has de aprender. Quizás el público del mañana lo valore mejor que el de hoy, quizás. Pero hoy no es mañana y la actuación comienza en unos minutos. Un mal día lo tiene cualquiera. Pero habrá un día en que tengas enfrente a tu público. "Mi público", dice en un suspiro. Ese es un elemento muy importante del suño. De su sueño.

Es posible que hoy encuentre al público soñado. Es también probable que no lo encuentre jamás y pase finalmente a engrosar la interminable lista de profesores y maestros de escuela que figuran en los registros del Ministerio de Educación y en el de Hacienda y en los listados de la Seguridad Social del país. Alguien que cobra un sueldo por intentar transmitir el amor al saber y que ha de educar en los principios fundamentales del Sistema. Si así fuera, no habría sido posible entrar en el registro de los que dejaron huella con su saber hacer. Los que serán nombrados junto a una frase pronunciada por primera vez, por él.

Muchos piensan que él y los que son como él, son prescindibles: hay libros  al alcance de todos, hay información circulando por los cables que recorren el planeta circundándolo varias veces a lo largo del día. El saber está al alcance de la mano que hace "clik" y a cada segundo en el mundo hay millones de dedos haciendo "clik". De hecho, la cabeza de algunos, si te acercas lo suficiente y con disimulo suena tal que así: clik, clik, clik, ... clik, clik, clik,.

Pero no demos paso a los pensamientos negativos, aún hay tiempo para esperar. Si las ideas están, si la tarima está disponible, si aún queda alguien mirando en su dirección, sólo prcisa que el lenguaje se alinee a la perfección con sus ganas de transmitir una idea interesante que pueda dar lugar a otras muchas más, Aún queda tiempo; aún quedan espíritus inquietos intentando ser creativos y la historia los necesita para engrandecerse a sí misma.

Mientras llega ese instante de plenitud, nuestro protagonista continuará ilusionado y entusiasta su búsqueda.

Y ahora, silencio, por favor. Muy cerca de nosotros seguro que hay alguien preparándose para salir a escena a intentar el aplauso.

Si no le llegara el soñado aplauso, que estas palabras hayan servido al menos para que se gane el respeto hacia su persona y la admiración por su tan gran empeño.

No todos somos Aristófanes, aunque el sueño de la Humanidad seguro que no es otro que el que intentemos llegar a serlo.

1 comentario:

  1. Este relato me parece emotivo y bien trabado... Yo me declaro identificado de alguna manera en ese grupo de gente que busca alguna forma de transcendencia en la palabra, como fué en un principio.

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