Uno solo tiene aquello que da |
Quizá fue por la clase magistral que me brindó, pero este poema hecho canción por Chicho, para mí es una cima de la delicia.
Don, din, din dan,
ya.
La gracia nevando
y el puerco sangrando
la perla temblando
la llama llamando
y el chantre cantando
y el ama amasando
nevando
la gracia en la ciudad
sin fe.
Dónde, dónde, dónde fue.
Pues aquí
pues allá
no sé...
Pero ¿qué más da?
La luna rocío
el sol su sed
el rico oro
el pobre palidez.
Eh, eh
ah, ah.
Uno solo tiene aquello que da.
La gracia nevando
y el puerco sangrando
la perla temblando
la llama llamando
y el chantre cantando
y el ama amasando
nevando
la gracia en la ciudad
sin fe.
Dónde, dónde, dónde fue.
Pues aquí
pues allá
no sé...
Pero ¿qué más da?
La luna rocío
el sol su sed
el rico oro
el pobre palidez.
Eh, eh
ah, ah.
Uno solo tiene aquello que da.
Don din, din dan,
ya.
Nacida la vida
la peña florida
la loba dormida
la casa caída
la leche vertida
la cierva parida
la vida
nacida de la mar
sin fe.
Cómo, cómo, cómo fue.
Pues así
pues asá
no sé...
Pero ¿qué más da?
Tristeza el espejo
los ojos miel
amor el hombre
justicia la mujer.
Eh, eh
ah, ah.
Lo que olvide uno
todo eso sabrá.
ya.
Nacida la vida
la peña florida
la loba dormida
la casa caída
la leche vertida
la cierva parida
la vida
nacida de la mar
sin fe.
Cómo, cómo, cómo fue.
Pues así
pues asá
no sé...
Pero ¿qué más da?
Tristeza el espejo
los ojos miel
amor el hombre
justicia la mujer.
Eh, eh
ah, ah.
Lo que olvide uno
todo eso sabrá.
Don din,din dan,
ya.
La grana granada
y el alba alborada
la mora morada
la pólvora helada
la carne encarnada
la sombra asombrada
granada
la grana de la paz
sin fe.
Cuándo, cuándo, cuándo fue.
Pues ayer
pues será
no sé...
Pero ¿qué más da?
La cal delirio
el vino pez
el reo cáñamo
y terciopelo el juez.
Eh, eh
ah, ah.
Cuando ciegue el alma
el ciego verá.
Don din, din dan,
ya.
La muerte muriendo
y el rio riendo
y el papa paciendo
y el lirio liriendo
y el credo creyendo
y adán sin atuendo
de estrella en estruendo
reverdinaciendo
muriendo
muriendo la fidelidad
sin fe.
Cuándo, cómo, dónde, qué.
Te diré
pues verás
no sé.
Pero ¿qué más da?
Eh, ah.
Todo lo que esperes
jamás lo verás.
Don din, din dan,
din don dan.
Me imagino que ahora estarán de nuevo haciendo canciones maravillosas y cuando llegue me las enseñaran. Mientras tanto, aquí, seguiré cantando los preciosos temas que me enseñaron.
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