martes, 10 de febrero de 2015

Del comienzo de la arcilla del mundo

Zanfona en Cáceres. Foto Rafael Barrios
   
       Es cierto que el sufrimiento ilumina: nos abre los ojos de la cara y también los del alma.
       No hablo de flagelarse en el sentido en el que lo hacían los místicos (ahora lo hacemos en otro sentido: dándole vueltas siempre a lo mismo, o con miedos y ansiedades que no nos corresponden, que son heredadas y ahora no nos sirven). esos sufrimientos no nos abren a la vida sino al contrario, nos atontan, nos adormecen.
      Hablo de los golpes que nos da la vida, del cambio de visión que implica vivir e ir encajando adversidades, imprevistos, deterioros, ya en nosotros, ya en nuestros seres queridos o allegados.
      Y de vislumbrar esa paz a la que nos encaminamos; asumir sosegadamente esa evidencia: polvo eres y en polvo te convertirás.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Conforta saber que hay personas que comparten tus intuiciones. Muchas gracias por tu comentario.

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